Había una vez un árabe que viajaba por el desierto en la noche, acompañado por veinte camellos. A la hora del descanso, sus esclavos, se encontraron con que no tenían más que diecinueve estacas para atar a sus veinte camellos.
Entonces consultaron al amo, y éste les dijo:
- Simulad que claváis una estaca cuando lleguéis al camello número veinte, pues como el camello es un animal muy tonto, se creerá que está atado.
Efectivamente, así lo hicieron, y a la mañana siguiente todos los camellos estaban en su sitio, y el número veinte al lado de lo que se imaginaba una estaca, sin moverse de allí.
Al desatarlos para marcharse, todos se pusieron en movimiento menos el número veinte que seguía quieto, sin moverse.
Entonces el amo dijo:
- Haced el gesto de desatar la estaca de la cuerda, pues el tonto aún se cree atado.
Así lo hicieron y el camello entonces se levantó y se puso a caminar con los demás.
Esta es una buena historia que muestra como actuamos los seres humanos cuando funcionamos programados desde el inconsciente y no podemos ver por nosotros mismos, ni decidir por nosotros mismos, sino que actuamos condicionados por creencias, experiencias vividas, hábitos adquiridos, gestos y actitudes determinadas, aprendidas que ya no cuestionamos por nosotros mismos, condicionados por la cultura, la educación , las costumbres y la programación, nos ponemos límites fijos, que no son reales, solo están en nuestra mente inconsciente.
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