RIESGOS DE EL ORGULLO Y LA SOBERBIA
- Déjenmelo a mí -dijo la rana-. Tengo un cerebro asombroso.
Luego pidió a dos gansos que la ayudaran a recoger una caña fuerte, cada uno sosteniéndola por un extremo. La rana pensaba agarrarse a la caña por la boca.
Cuando
el invierno estaba a punto de llegar, los gansos y la rana comenzaron su
travesía. Sin embargo, no habían volado mucho cuando pasaron por una pequeña
ciudad, y los habitantes salieron para ver el inusitado espectáculo.
Alguien
preguntó: "¿A quién se le ocurrió una idea tan brillante?”
La
rana se sintió tan orgullosa que exclamó:
-
¡A mí!
En
el preciso momento en que abrió la boca, se soltó de la caña y cayó al vacío.
Al
igual que la rana de la historia, EL ORGULLO nos puede llevar a tomar malas
decisiones, sin reflexionar sobre las consecuencias. De hecho, su principal
arma es que nos convence de que nuestra forma de pensar es correcta y de que
todos los demás están equivocados. Pensamos que solo nuestras ideas son
brillantes y sensatas, por lo que no le damos cabida a nuevas formas de ver las
cosas y terminamos anquilosándonos.
El
orgullo y la soberbia hacen que nos encerremos en lo que hemos aprendido,
convirtiéndonos en nuestros propios carceleros. Limitan los cambios.
Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga
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