lunes, 17 de octubre de 2016

SEGURIDAD EN SÍ MISMO



SEGURIDAD EN SÍ MISMO

El propietario de un negocio exitoso una vez se encontró lleno de deudas y no podía  ver ninguna salida. Los acredores se acercaban y sus principales proveedores exigían el pago o le pedirían la quiebra, lo que haría cerrar su negocio.

Desesperado y angustiado, se encontró a sí mismo sentado en un banco del parque preocupado por su situación, pensando qué hacer para salvar a su empresa de la quiebra inminente.

Justo en ese momento un anciano se acercó y se sentó junto a él. 
El anciano dijo: 
"Puedo ver que algo te está molestando hijo. ¿Qué es?"
Después de escuchar los problemas del dueño del negocio, el anciano dijo:
"Creo que puedo ayudarte."
Le pidió al hombre su nombre, hizo un cheque y lo puso en la mano diciendo:
"Toma este dinero. Nos vemos aquí en exactamente un año a partir de hoy y usted me puede pagar en ese momento."
Luego se volvió y desapareció tan rápido como había llegado.

El dueño del negocio miró hacia abajo para ver que el cheque en su mano era de US$ 1.000.000, firmado por John D. Rockefeller, uno de los hombres más ricos del mundo. El dueño del negocio pensó: "Todas mis preocupaciones de dinero han sido borradas en un instante!"

Sin embargo, el empresario decidió poner el cheque en su caja fuerte, antes de ir a cobrarlo. Pensó, el hecho de saber que estaba allí como respaldo, le dio fuerzas para encontrar la forma de salvar el negocio.

Con renovado optimismo, negoció mejores ofertas, mejores plazos de pago y se abrió paso con grandes ventas. A los pocos meses, él estaba libre de deudas y ganando dinero una vez más.

Exactamente un año después regresó al parque con el cheque sin cobrar. El anciano apareció por algún tiempo, sin embargo, el ejecutivo decidió esperar un rato más. Al rato después, el anciano llegó, pero parecía desconocer al dueño del negocio. Detuvo al anciano y estaba a punto de entregar el cheque con entusiastas palabras de gratitud al ver a una enfermera venir corriendo a coger al viejo.
Ella dijo:
"Estoy muy contenta de haberlo atrapado. Espero que no le haya estado molestando. Siempre está huyendo de la casa de reposo y diciendo a todos que es Rockefeller."
Y se llevo al viejo lejos del brazo.

El dueño del negocio asombrado se quedó allí, aturdido. Durante todo el año entre tejes y manejes, compra y venta, convencido de que tenía un millón de dólares detrás de él. De repente se dio cuenta de que no era el dinero, (real o imaginario) lo que había convertido su vida.

Era su recién descubierta confianza en sí mismo que le dio el poder para lograr todo lo que pasó después.


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Ana Luisa López Pérez
Psicóloga

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