EL SOL DESAPARECIO
Había una vez , en una zona de altas montañas, una águila que enseñaba a su
pichón a volar.
Aquellos días de verano eran benignos y de cielo despejado.
Un
día, llegado el otoño, el cielo se cubrió de densas nubes negras.
El pichón,
acostumbrado a ver el cielo y el sol, pegó un grito de desesperación.
No veía
ese manto celeste con su sol resplandeciente.
El águila, viendo esto, le pidió
que le acompañara.
Juntas remontaron vuelo en dirección a las nubes.
Luego de
una trabajosa travesía, ambas estaban por encima de las nubes.
El pichón estaba
loco de alegría, se había superpuesto a esas negras nubes que le ocultaban su
sol y su manto azul.
A veces debiéramos desplegar nuestras alas y animarnos a volar más alto.
OPINIÓN Y SUGERENCIAS
Mi Consulta Psicológica
Ana
Luisa López Pérez
Psicóloga
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