LA BELLEZA EFÍMERA

LA BELLEZA EFÍMERA

Nos recuerda que la vida es un constante fluir, donde nada permanece para siempre. Cada instante, cada persona, cada experiencia es hermosa pero efímera. Esta toma de conciencia no pretende entristecernos, sino despertarnos. Nos invita a abrir los ojos y el corazón para apreciar lo que tenemos ahora, antes de que se transforme o desaparezca.

Aplicar esta toma de conciencia en nuestra vida significa dejar de vivir en piloto automático y comenzar a notar la magia de lo cotidiano: la sonrisa de un ser querido, el abrazo que reconforta, el silencio que calma. Saber que nada es eterno nos motiva a amar como sentido de vida y a preocuparnos menos por lo trivial.

También nos enseña a soltar. Cuando aceptamos que todo cambia, dejamos de aferrarnos al pasado y aprendemos a fluir con el presente. La belleza muchas veces reside en su fugacidad.

Vivir… con presencia, nos permite mirar la vida no como una lucha contra lo inevitable, sino como una danza en la que cada paso, aunque breve, tiene un valor incalculable.

Si aprendemos a ver el mundo así, cada día, por común que parezca, se convierte en un regalo irrepetible.

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Ana Luisa López Pérez
Psicóloga Clínica

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