SI TÚ LO CREES ES REAL
Érase una vez un hombre que vendía unas rosquillas deliciosas al lado
de una carretera. El negocio iba viento en popa y a toda vela. Tenía
tanto trabajo que ni siquiera escuchaba la radio ni leía los periódicos.
Tampoco tenía tiempo para sentarse a ver la televisión de lo
ensimismado que estaba en llevar adelante su floreciente negocio.
En verano vino a visitarle su hijo, que estaba haciendo un máster en Ciencias Empresariales, y le dio una mala noticia:
- Padre, ¿usted no escucha la radio ni lee los periódicos? Estamos sufriendo una enorme crisis. Esto se hunde.
Al principio, el padre no lo podía creer pero luego comenzó a pensar:
“Mi hijo tiene estudios, está informado y sabe de lo que habla”.
Por eso, decidió ser más cauteloso. Al día siguiente compró menos
ingredientes y de menor calidad para reducir su producción de
rosquillas.
Las ventas fueron disminuyendo día a día, por lo que al cabo de poco tiempo, su negocio empezó a tener pérdidas. El hombre llamó a su hijo a la universidad y le dijo:
- Hijo, tenías razón. Estamos inmersos en una crisis muy grande.
Nos revela cómo a veces somos nosotros quienes sentamos las bases para nuestros problemas o desgracias, cómo podemos convertirnos en artesanos de nuestra adversidad prestando atención a las palabras ajenas en vez de constatar los hechos y reflexionar sobre la realidad.
Lo que creas que es real,
terminará siendo real para ti.
No podemos abstraernos de nuestras creencias, expectativas, sueños y decepciones. Vemos el mundo como somos.
Por eso, algunas personas pueden crecer en medio de una crisis mientras otras afondan. La realidad no es un espejo liso en el que nos reflejamos sino más bien un diamante de mil caras, que variarán según cómo la miremos. En Psicología este fenómeno se conoce como la “profecía autocumplida”.
Se trata de las creencias que se hacen realidad porque actuamos como si fueran verdad.
Lo que creemos que es verdad, termina convirtiéndose en nuestra realidad.
Asegúrate de mirar el mundo a través del cristal más conveniente. El cristal que te permita sentirte más satisfecho y feliz, que te ayude a conseguir tus metas y te permita vislumbrar oportunidades allí donde los otros ven problemas. El cristal que te permita ver los obstáculos para que puedas prepararte para afrontarlos pero que no te haga caer en la desesperanza. En fin, el cristal que te permita empoderarte y sacar a la luz tu mejor versión, para que puedas afrontar de la mejor manera posible la realidad. Es un cambio de perspectiva que vale la pena.
Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga
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