Daniel es un niño de siete años que vive en su habitación individual con su madre, una pobre costurera, en un pequeño pueblo en el norte de Escocia.
En la víspera de Navidad, en su cama, el niño espera ansiosamente la llegada de Santa Claus.
De acuerdo con la tradición de su país, él puso en la chimenea una gran media de lana, con el anhelo de encontrarse, a la mañana siguiente, con muchos regalos.
Pero su madre sabe que no habrá regalos de Navidad para Daniel por su falta de dinero.
Para evitar desilusiones, explica que hay regalos visibles, comprados con el dinero y los regalos invisibles, que no se compran o venden, o ven, pero hacen a uno muy feliz, como el afecto de una madre, por ejemplo.
Al día siguiente, Daniel se despierta, corre a la chimenea y advierte que su media está vacía.
Se cubre con entusiasmo y alegría y va corriendo a mostrársela a su madre:
Mamá, "Está llena de regalos invisibles!" Le dice él sintiéndose muy feliz.
Por la tarde va a la sala donde Daniel se reúne con los demás niños, y cada uno muestra con orgullo su regalo.
"Y tú Daniel, ¿qué te trajo Santa Claus?", preguntó.
Daniel muestra feliz su media vacía, "me trajo regalos invisibles!" responde.
Los chicos se ríen de él. Allí entre ellos está Alberto, un niño malcriado que tiene el mejor obsequio, pero no está feliz. Sus compañeros se burlan de él porque tiene un coche lindo con pedal pero no posee marcha atrás, entonces el niño enfurecido destruye el valioso juguete.
El papá de Alberto, entristecido, se pregunta cómo se puede dar placer a su hijo.
Luego lo ve a Daniel sentado en un rincón, feliz con su media vacía.
Se acerca y le pregunta: "¿Qué te trajo Santa Claus?"
"A mi, regalos invisibles", dijo Daniel para sorpresa del padre de Alberto, y explica que no se ven, o se compran o se venden, sino que SE SIENTEN, como el amor de una madre.
El padre de Alberto comprendió el mensaje. Muchos juguetes visibles y atractivos, no habían alcanzado la felicidad de su hijo, en cambio Daniel, había descubierto a través de su madre, el camino a la felicidad.
No confundas alegría que dan los regalos materiales y la felicidad que se siente y se vive independientemente del regalo.
¿Qué regalos invisibles regalas cada día? Qué regalos invisibles recibes cada día? De esos que no se ven pero se sienten!!!
Mi Consulta Psicológica
Ana Luisa López Pérez
Psicóloga
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